domingo, 15 de marzo de 2020
Living the quarantine. Diario de cuarentena
Hola!! Hace diez años me despedía de mi faceta literaria, tras Living the American Dream y Living the European Dream, mis dos estancias en Chicago y Bruselas. Ahora, en 2020, la actualidad me hace retomar la afición de escribir.
Todo empezó a finales de 2019, en una provincia de China, Wuhan, donde se empezaron a reportar casos de neumonía grave de causa desconocida. Poco a poco, el virus se fue extendiendo a lo largo de todo el mundo. Primero en países asiáticos y, poco después pasó a Europa, que se convirtió en epicentro de la pandemia en el mes de marzo.
Hoy 14 de marzo y, cuando la enfermedad empieza a desbordarse han anunciado el confinamiento de la población en toda España a partir de hoy. De momento 15 días y veremos cómo evoluciona. Como esto es algo histórico, voy a aprovechar para hacer un pequeño diario de cuarentena. En mi caso, cuarentena entre cuatro paredes junto a Patri y mis hijos Leo, de 5 años, y Carla, de 1 añito. Seguro que saldremos adelante más fuertes y unidos que nunca.
El blog lo he titulado Living the Quarantine-Diario de cuarentena, siguiendo la tradición de los blogs anteriores. Aquí tenéis el enlace:
https://sgirbesga.blogspot.com/
Seguimos!!!!
domingo, 15 de noviembre de 2009
Living the European Dream
viernes, 23 de octubre de 2009
Nueva etapa, nuevo blog
Así, y como si de un estreno cinematográfico se tratara: "tras el arrollador éxito de 'Living the American dream', ambientada en Chicago, llega a sus ordenadores 'Living the European dream', en la que el protagonista se desplaza al corazón de Europa, a Bruselas. No se lo pierdan".
domingo, 4 de octubre de 2009
...este cuento se ha acabado
Quiero agradecer a todos los que me han seguido durante estos meses a través del Blog. A Patri, a mis padres, a mi hermano y a Vero, a mi familia, a mis amigos y a todos los que han colaborado. Sin vuestro apoyo esto no habría sido posible.
viernes, 18 de septiembre de 2009
Colorín colorado...
Empiezo a releer el blog y me doy cuenta de la cantidad de cosas que han pasado este año. Los viajes, los amigos, los reencuentros, las despedidas. Tantas cosas. Momentos de euforia en los que la felicidad es tan grande que crees que puedes volar, y momentos no tan buenos, en los que desearías haberte quedado en casa. Sin duda, los primeros superan con creces a los segundos. Y ambos, con sus partes positivas y negativas, me han ensañado a crecer como persona y a conocerme más a mi mismo.
Es difícil expresar con palabras lo que siente uno en este momento. Las sensaciones se contraponen. Por un lado, la alegría por volver a casa. Por ver a la familia, a Patri, a los amigos... Por otra parte, tristeza por lo que dejo aquí. Una ciudad espectacular, una vida, unos amigos...
Además vuelvo con la incertidumbre de qué me depara el futuro. A todos los niveles, tanto personal como profesional. El vértigo se combina con la ilusión por iniciar una nueva etapa en mi vida. Alguien me dijo una vez (o más bien, me lo dice siempre) que la vida son etapas. Y así es. Lo que está claro es que mi etapa en Estados Unidos está a punto de acabar y vuelvo a mi querida España. Al menos, de momento.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
Buscando al Oso Yogui (Yellowstone National Park)
Poco después entrábamos al Parque. El Parque Nacional de Yellowstone es enorme. Para hacerlo más fácil, voy a hablar de cada una de las zonas. Más o menos visitamos una cada día:
- Canyon Country: es la zona del Cañón. A lo largo de los años el río Yellowstone ha formado un cañón entre las montañas. No es ni mucho menos como el Cañón del Colorado, aunque también es bonito. Hay una gran cantidad de cataratas y caídas de agua que lo hacen si cabe más espectacular.
Y, finalmente, llegó el momento de volver. Las ligeras esperanzas de ver algún oso se desvanecieron con los kilómetros. Ni osos, ni lobos, ni coyotes, una pena vamos. Pero bueno, la experiencia fue increíble. Un lugar imprescindible y que representa bien lo que es Estados Unidos. Un país enorme lleno de tesoros por descubrir y con una riqueza natural muchas veces desconocida.
Este fue, probablemente, el último viaje de mi estancia en Estados Unidos. Han sido muchos y muy variados, pero la verdad es que guardo un gran recuerdo de cada uno de ellos. El mapa de mi piso está ya lleno de chinchetas tras un año de locura. En nada, vuelta a la realidad. Comienza la cuenta atrás.
lunes, 31 de agosto de 2009
La familia cruza el charco (parte III, Toronto y Niágara)
Después hay que reconocer que el autobús era más normalito. Hicimos unas cuantas paradas previas antes de llegar a las Cataratas. Paramos en una fábrica de chocolate, en un viñedo de la zona y en un pueblecito llamado Niagara-on-the-Lake, que era una verdadera joya. Finalmente llegamos al destino principal, las Cataratas del Niágara.
A los pocos minutos empezamos a escuchar los truenos en el cielo. Pese a las advertencias de mi padre de que diéramos la vuelta, hasta que no vimos claro que iba a empezar a jarrear no lo hicimos. Poco después empezó el diluvio... En un principio, nos cobijamos en el cuadriciclo, pero cuando vimos que empezaba a entrar agua, corrimos al primer sitio que vimos... Otra vez, para seguir con nuestra dinámica, acabamos empapados de arriba a abajo. La tormenta fue bastante fuerte, pero tras una media hora de terror, escampó. Recogimos el cuadriciclo, que habíamos dejado abandonado en el camino y nos dirigimos de vuelta hacia el hotel. En el ferry de vuelta, la imagen de la ciudad, con el cielo despejado y las nubes cubriendo la parte baja de la ciudad, era muy impactante. Parecía el Apocalipsis...
La última aventura fue en el mismo avión. En el momento de salir, nos dijeron que habría un poco de retraso porque había tormenta en Chicago. Poco después, nos comunicaron que la tormenta estaba justo encima nuestro, así que había que esperar. No había acabado de decirlo y empezaron los rayos y los truenos... Creo que nunca he vivido una tormenta eléctrica de ese tipo, y menos en un avión. Como estábamos los cuatro, lo cogimos un poco de cachondeo, pero si llego a estar solo, creo que me cago un poco, con perdón. Finalmente, dos horas después de lo previsto, salió el avión. Llegamos a Chicago, última etapa del viaje, sin contratiempos.
El día siguiente aprovechamos para rematar las últimas cosas que quedaban pendientes. Subimos a las Torres Willis (antiguas Sears), el edificio más alto de América, desde donde nos regocijamos con las vistas de la ciudad. Y para concluir, la indispensable tarta de queso de la Cheesecake Factory...
Ahí acabó la visita. El día después llegó la despedida. Yo me fui a Dallas, donde tenía una Convención sobre Transporte e Infraestructuras, y mis padres y Jose volvieron a España. Atrás quedaron dos semanas intensas de convivencia en las que prácticamente todo salió a pedir de boca. Y lo que no, pues lo afrontamos con buena cara y la mejor de las sonrisas. Fue bonito mientras duró. Gracias a los tres.