8 de enero 2009. Si preguntara a alguien qué piensa al ver esta fecha, probablemente me hablaría del final de las vacaciones de Navidad, del comienzo de las rebajas o de los nuevos propósitos del nuevo año.
Para mí significa que ha pasado un año desde que empecé esta aventura. Ahí estaba yo, en el Salón de Actos del CECO en Madrid, preparado para iniciar un Máster de Gestión Internacional de Empresa. Tras el Máster, la opción de ir un año al extranjero a trabajar en una Oficina Económica y Comercial de España. 300 aspirantes para 240 plazas, con destinos tan 'atractivos' como Lagos, San Salvador o Luanda.
Para mí significa que ha pasado un año desde que empecé esta aventura. Ahí estaba yo, en el Salón de Actos del CECO en Madrid, preparado para iniciar un Máster de Gestión Internacional de Empresa. Tras el Máster, la opción de ir un año al extranjero a trabajar en una Oficina Económica y Comercial de España. 300 aspirantes para 240 plazas, con destinos tan 'atractivos' como Lagos, San Salvador o Luanda.
Fueron 6 meses duros, de mucho trabajo, pero a la vez, 6 meses inolvidables. Mucha gente nueva, nuevos amigos, nuevas cosas que aprender y ante todo, nuevos retos. Lo que parecía que no acabaría nunca llegó a su fin. Sólo quedaba esperar el destino. Mi elección era clara. Chicago.
Y así fue. Pasó el verano y llegó el momento. 2 de octubre del 2008, llegada a Chicago. Y en un abrir y cerrar de ojos, ya han pasado tres meses. Aun me sorprendo cuando miro hacia atrás y veo cómo ha cambiado mi vida en un año.
En fin, parece que cada vez que tengo visita me pongo sentimental... Esta vez vinieron mi hermano Jose y su mujer Vero. Aparte de la tradicional ruta turística de Chicago, tuvimos tiempo para hacer otras cosas menos comunes. Así, el domingo, de buena mañana, cogimos el metro para ir hacia los suburbios del sur de Chicago, a asistir a una auténtica Misa Gospel. La misa era a las 9.10 de la mañana. No sé la cantidad de gente que había en la Iglesia, sólo sé que eran muchas. Nosotros tres, los únicos de raza blanca...
Y así fue. Pasó el verano y llegó el momento. 2 de octubre del 2008, llegada a Chicago. Y en un abrir y cerrar de ojos, ya han pasado tres meses. Aun me sorprendo cuando miro hacia atrás y veo cómo ha cambiado mi vida en un año.
En fin, parece que cada vez que tengo visita me pongo sentimental... Esta vez vinieron mi hermano Jose y su mujer Vero. Aparte de la tradicional ruta turística de Chicago, tuvimos tiempo para hacer otras cosas menos comunes. Así, el domingo, de buena mañana, cogimos el metro para ir hacia los suburbios del sur de Chicago, a asistir a una auténtica Misa Gospel. La misa era a las 9.10 de la mañana. No sé la cantidad de gente que había en la Iglesia, sólo sé que eran muchas. Nosotros tres, los únicos de raza blanca...
Diría que nunca tuve mejor acogida en una Iglesia. Es difícil de explicar. Éramos la excepción. Pero ellos no nos hicieron sentir diferentes, sino que intentaron integrarnos. Nos dieron las gracias por ir, nos ofrecieron asiento, nos invitaron a volver, ... Y eso sin contar con el espectáculo de la Misa en sí misma. La verdad es que fue una experiencia difícil de olvidar. Me pregunto qué pasaría si hubiera sido al revés. Es decir, tres personas de color en un barrio de blancos, en una Misa de blancos.
Tras la Misa, fuimos a Hyde Park, el barrio de Obama, en su último día como habitante de Chicago. La Policía y el Servicio Secreto rodeaban su casa, con lo que evidentemente no pudimos ver mucho. Además no nos quisieron señalar cuál era la casa de Obama, pese a que estaba bastante claro por cómo estaba acordonada. Me llamó la atención que la gente del Servicio Secreto lleva un uniforme que pone Servicio Secreto. Y yo me pregunto, ¿pero no es secreto?
Aparte de eso, más o menos lo típico. Patinar en Millenium Park, hacerse fotos en el 'Bean', subir a la Hancock, pasear por el lago, ir al Navy Pier, .... Recomiendo este artículo de El Mundo sobre Chicago: http://www.ocholeguas.com/2008/11/10/america/1226319878.html
Y nada, sólo decir que fue un placer hacer de anfitrión con invitados así. La familia lo vale. Hay una frase de Vito Corleone en El Padrino sobre la familia: 'Un hombre que no pasa tiempo con su familia no merece ser llamado hombre'. Ahí queda eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario