Realmente no sé muy bien cómo empezar esta entrada. Es difícil abstraerse del tema que inunda los medios de comunicación estos días. Por momentos, no tengo claro si todo esto es real. Ni el mejor guionista de Hollywood habría imaginado un argumento así. Un hombre negro, de nombre Hussein, con pasado africano y proveniente de Hawaii ha cambiado la historia. Como bien ha recordado el nuevo presidente en su discurso, hace 60 años, en este país, la gente era menospreciada por el mero color de su piel. Hoy, uno de los hijos de esa misma gente juraba el cargo como 44 presidente del país.
El momento ha llegado. La película ha acabado y los buenos han ganado. Ahora toca salir del cine y volver a la vida real. Hay que ver cómo lidia Obama con muchos de los retos que se ha planteado él mismo en su carrera. La burbuja se ha hecho tan grande que si explota nos salpicará a todos. La presión es inmensa. De hecho, ante la crisis, muchos países han aprovechado el personaje de Obama como paraguas para distraer la atención. España es un claro ejemplo. Las cifras de paro son escandalosas, hay previsiones que la sitúan en el 19% para el final de año. Pero claro, la noticia es Obama...
Hay dos cosas que me han llamado la atención del discurso de investidura. El primero, el tono del discurso.Obama se ha caracterizado durante la campaña por su gran elocuencia. Su facilidad para decir lo que tenía que decir, y de la forma más adecuada. Siempre, con un tono mesiánico, con un tono poético sobre el cambio, sobre la raza o sobre la esperanza. Todos esperaban un discurso de ese estilo... Pero no, Obama ya ha empezado a ejercer. Las palabras vacías no caben en estos momentos. El de hoy ha sido un discurso duro. Ha tendido la mano a todos, tanto amigos como enemigos, pero con contundencia. Ha apelado a la responsabilidad de todos en hacer mejor el mundo.
Lo segundo que me ha sorprendido es el seguimiento que ha tenido el discurso a nivel mundial. Ciudades paralizadas en medio mundo, 2 millones de personas en Washington, celebraciones por doquier, ... Sólo me queda desearle suerte. Sin duda, la necesitará. No es fácil despertar tanta ilusión y tantas expectativas. Peró sí es muy fácil defraudarlas. Esperemos que no sea el caso.
4 comentarios:
Pues sí, aquí, a 8.000 km y a mucha más distancia cultural, social y política, se ha seguido el acontecimiento de investidura en un grado de cobertura mayor (sí, mayor!) que cuando se produce el nombramiento de un presidente español.
En gran parte si que se deberá a una maniobra mediática de distracción ante los problemas propios de este país; no obstante, en todas las cadenas que retransmitían el evento (que fueron todas, nacionales y autonómicas) parecía resaltar el mensaje de esperanza y optimismo de un Barack Obama, presentado, tal como tu propones, como un enviado divino con la misión de redimir nuestros pecados y salvarnos de la condenación.
No debemos caer en eso, nuestros pecados son nuestros, nadie nos ha empujado a cometerlos salvo nuestra errónea interpretación de los ciclos económicos (en realidad efímeros y engañosos). Y a nosotros nos corresponde arregrarlo.
Así que si hay algo que extraer de la "obamanización" que ha sufrido, al menos por un día, el Estado Español, ha de ser el sentido del trabajo, esfuerzo y responsabilidad con que se superan estas situaciones. No esperemos a santiagos, sanjorges ni obamas que nos salven.
Tu comentario me parece muy acertado. Esperemos que así sea y, finalmente, el fenómeno Obama sirva de trampolín para mejorar la situación.
Figu, lo teneis poco claro.
No tiene el pobre hombre ya lo suyo para encima que quereis que solucione los problemas de los otros.
Baldo esta en camino de seguir tus pasos.
Ciao
Hola Sergio! Soc la teua cosina Angela,He entrat per a vore el teu blog i vore les teues fotos,que way esta tot,cuidat molt i disfruta que per lo que he vist es tot com en les pelis.Un Bes molt fort de la meua part.
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