Aunque parece un eslógan publicitario, no lo es. Se trata del saludo típico de los ticos, los habitantes de Costa Rica. Una vez recorrido el país, resulta fácil ver el significado de estas palabras. Volcanes, playas vírgenes, parques naturales, bosques, aguas termales, cataratas, animales, en dos palabras, pura vida.
El viaje empezó el día de Nochebuena. Bien prontito, a las 6 de la mañana salía nuestro avión hacia Charlotte, en Carolina del Norte, donde teníamos el enlace hacia San José. La temperatura cuando salimos de Chicago era de unos -5ºC. El vuelo salió a la hora prevista, y transcurrió sin incidentes. Todo un logro, si tenemos en cuenta la cantidad de vuelos suspendidos en O'Hare por las condiciones meteorológicas. La cosa empezaba bien. En Charlotte, se empezaría a complicar. Lo que teóricamente iba a ser un mero enlace se convirtió en toda una aventura.
Esperando en la puerta de embarque, se anunció que el vuelo Charlotte-San José estaba sobrevendido, es decir, se habían vendido más tickets que la capacidad del avión. Por ello, solicitaban voluntarios que estuvieran dispuestos a modificar su itinerario. La nueva ruta consistía en volar a Miami, esperar allí unas 4 horas, para coger un avión con llegada a San José a las 10 de la noche. A cambio, un billete ida-vuelta gratis de avión durante un año...
Tras unas cuantas deliberaciones, decidimos presentarnos. La cosa se complicó después, cuando nos comunicaron que el vuelo a Miami también estaba sobrevendido, y no teníamos asiento. La triste perspectiva de pasar la Nochebuena en Charlotte iba tomando forma... Cuando todo parecía perdido, se obró el milagro. Aparecieron cuatro asientos libres por gracia de Dios, y entramos en el avión a Miami segundos antes de cerrar las puertas.
Y allá que nos fuimos. Estos viajes son imprevisibles. Se conoce gente en el rincón más inesperado. En el avión coincidí con un ciudadano cubano y otro canadiense. Nos pusimos a dialogar amigablemente en el despegue, para, tras dos horas de viaje y de conversación, acabar intercambiando direcciones y deseándonos lo mejor para el nuevo año.
Las cuatro horas en Miami dieron para mucho. Pese a que llovía y estaba un poco nublado, la temperatura de 20ºC era suficiente para alegrar el espíritu. Comimos en Miami Beach, dimos una vueltecita por la playa, y hasta entramos en un hotel de lujo... Pasamos al lado de la casa de Versace, y vimos a lo lejos las mansiones de Shaq y de Jennifer López. No está nada mal para una visita relámpago. Finalmente volvimos al aeropuerto y cogimos el avión rumbo a Costa Rica. Aquí dejo testimonio gráfico del paso por Miami.
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